"El Comercio" es el liceo donde cursé la secundaria.
Lo llamaban así porque se especializaba en el área comercial.
El pensum incluía materias como Comercio, Administración, Mercadeo, Matemática y Documentos Mercantiles, Legislación, Impuesto Sobre La Renta, Técnicas Bancarias, Prácticas de Oficina, y... las casi obsoletas Mecanografía y Taquigrafía.
Yo no vi Taquigrafía en el liceo; pero sí mi hermano mayor, Julio, que estuvo dos años antes que yo.
En mi casa, ojeando los manuales de Julio, aprendí a leer Taquigrafía. Y leí una serie de historias que aparecían al final de uno de los manuales. Inserto una de esas historias al final de esta publicación.
No termino de llamar obsoletas a las últimas dos materias porque, actualmente, todo el que utiliza un procesador de textos en una pc, debe manejar nociones básicas de Mecanografía, y yo he usado fundamentos de Taquigrafía para el diseño de algoritmos de compresión de datos electrónicos.
A continuación, transcribo un mensaje que le envié a una niña que estudió conmigo en "El Comercio":
A veces escribo en facebook
y a veces me pierdo.
Tu nombre es uno de los doce que recuerdo de esos días.
Te voy a escribir algunas cosas como en desorden. No es para que contestes. Sólo para que leas y tal vez recuerdes. Son recuerdos infantiles que me vienen y no tengo con quien compartir. Ni siquiera llegan a historias buenas. Sólo son recuerdos. Transitar por ellos trae más recuerdos, hasta que se asoman algunas "memorias importantes"...
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En el liceo, cuando yo tenía once años, había un señor llamado Efraín Saldivia, profesor de biología. Era un viejito del cual decían que tenía ochenta años. Se jubiló en esos días. Este profesor, más que otros, veía a los estudiantes como si fueran bebés. Una vez lo vi interrogar a un alumno:
- ¿ Cómo se llama la clorofila cuando se presenta de color rojo ? -
(el estudiante se queda mudo) y Saldivia dice: -Comienza por ‘caro’...-
y el estudiante: ¡ Caroteno ! - ¿ Cómo se llama la clorofila cuando se presenta de color amarillo ? -
(el estudiante se queda mudo) y Saldivia dice: -Comienza por ‘santo’...-
y el estudiante: ¡ Santófila ! (--> Xantófila)
¡ 20 puntos !
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Había una profesora de educación artística, Aracelis Silva, que estaba embarazada y tenía la cara manchada. Unas dos veces me regañó de cerquita, cara a cara, y su cara era de terror. Era joven y no era fea pero, en esos días, el horror que me producían aquellas manchas era, probablemente, el elemento más persuasivo para arrepentirme yo de mis pecados. Calculo que llegó a tener más de dos hijos; porque las manchas en su cara eran viejas, como de embarazos anteriores.
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La profesora de castellano, Emma de Flores, una vez interrogaba a Arcia, el alumno cómico del salón. Le hizo varias preguntas y el muchacho se quedaba callado. Entonces, con mucha seriedad, la profesora le preguntó pausadamente:
- ¿ De qué color es el caballo blanco de Bolívar ? -
a Arcia se le iluminó el rostro, y contestó:
- blanco … ¡ BLANCO ! -
Y la profesora dice: - Ah… blanco… ¿verdad?...
no estudió, Arcia... siéntese…-
---4---
Cierto grupito de alumnos solíamos ir a la Casa Fuerte y jugábamos a las escondidas y otros juegos.
Había una materia llamada “Formación Social, Moral y Cívica”.
Recuerdo que la profesora decía, entre otras cosas, que el palillo de dientes no se usaba en la mesa, sino en el baño u otro lugar fuera de la vista de los comensales.
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Había un examen de lapso, de biología, que era cuidado por una profesora de contabilidad. Una gordita, joven, muy bonita, que decía que no tenía pareja porque los hombres no servían para nada. Su nombre era María del Carmen Padrón Marcano. En el examen, recuerdo una pregunta que era más o menos así:
.) Expulsión violenta de esperma en las relaciones íntimas.
Las cuatro alternativas de respuesta me resultaban extrañas, así que marqué “menarquía”.
La profesora pasó cerca de mí y miró mi examen. Puso cara de extremo asombro cuando vio mi respuesta. Entonces, con la punta de la uña, me marcó la respuesta correcta tan fuerte que, treinta años después, todavía el examen tenía la línea roja de su pintura de uñas sobre la palabra "eyaculación".
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Hace unos años vi a esta profesora (María del Carmen Padrón) en mi trabajo. Se me paró casi al frente de la taquilla en un día en que el banco estaba lleno de gente, y muchos se querían colear. Vi a la persona como mal parada y le dije: “dígame, señora...”
y ella me dijo:
- ¿ tú no te acuerdas de mí ? ¿ verdad ? -
La volví a mirar… y mi memoria hizo «clic»
Y le dije:
-Sí me acuerdo… Pero me extraña mucho que usted se acuerde de mí-
y ella me dijo:
-Es que tú dejaste huella en mí-
Se refería a mi extrema ingenuidad e inocencia porque, en el liceo, ella me cuidaba y me defendía como si fuera el más pequeño.
---7---
En aquellos días, veíamos clases en las mañanas, almorzábamos en la casa, y volvíamos en la tarde a ver clases otra vez. Como yo vivía en Naricual (a 12 kilómetros), llegué tarde mil veces. Algunos profesores eran comprensivos pero otros no.
Una vez, en la tarde,
llegué tarde otra vez....
Pasé volando por la entrada del liceo y me fui hasta el área de los talleres donde nos tocaba clase ese día. El salón era el más alejado… Me acerqué con miedo. Estaba muy retrasado. Cuando me asomé al salón, me recibieron con aplausos. Pensé que era una broma y me senté apenado. Después me enteré que esa tarde mi nombre apareció en la cartelera del liceo como campeón de un torneo inter-liceísta de ajedrez.
¡ Qué fino ! Al menos una vez....
HISTORIA TAQUIGRÁFICA
Uno de los textos que leí en código taquigráfico narra la historia de algunos hombres que huían de una persecución. Parece que escapaban de una batalla perdida, y eran el remanente que el enemigo trataba de extinguir.
Se escondieron en una cueva para pasar la noche. En la mañana, escucharon voces del escuadrón enemigo ordenando revisar la cueva. Pero alguien gritó:
-Mejor no perdamos el tiempo en esta cueva. Se ve que nadie ha estado por aquí recientemente-
y se fueron...
Luego de un rato, uno de los que estaban adentro se asomó y agradeció a la naturaleza y a Dios porque la entrada de la cueva estaba cubierta por una telaraña que, milagrosamente, había sido fabricada durante la noche.
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