Amor, cuántos caminos hasta llegar a un beso, ¡qué soledad errante hasta tu compañía!
— Pablo Neruda
E S P A Ñ O L
SEGUNDA PARTE
Una Lengua Viperina
Colmillo de Plata llegó al apartamento de la señora Thelma. El último pasillo del edificio era verdaderamente hermoso; las paredes estaban pintadas con un amarillo claro como las yemas de huevo, con una línea de tapiz en el medio. Las puertas eran blancas, labradas al estilo helénico; parecían nuevas. Al tocar el timbre, inmediatamente la señora Thelma abrió la puerta.
—Buenas tardes, debe ser el detective Colmillo de Plata, lo estaba esperando, pase por favor.
Inmediatamente, Colmillo agradeció la hospitalidad de la mujer. La señora Thelma le ofreció sentarse en la sala. Su apartamento era pulcro y elegante; parecía de una suite cinco estrellas, tenía hermosas decoraciones por todas partes y unos llamativos adornos antiguos en las repisas. Había un retrato justo en medio de la pared que miraba hacia el pasillo del fondo; Colmillo notó que la persona retratada era muy parecida a la señora Thelma.
—¿Le gusta? —Le preguntó la propietaria refiriéndose al retrato. —Me lo hizo un amigo pintor antes de marcharse del país. Era muy bueno, murió en Perú por causa del COVID, de verdad que fue una pena, era una persona muy talentosa.
Colmillo miró fijamente a la mujer y usó su mirada penetrante sobre ella.
—La veo muy tranquila, —Dijo Colmillo con sagacidad—, su conserje casi se desmaya al ser interrogado nuevamente por un detective.
La señora Thelma libera una carcajada.
—Pues también estaría con cierta actitud si mi pareja me dejara y de paso intentara incriminarme, por favor, tome asiento, le serviré café.
Colmillo hizo caso pacientemente, se sentó en el sofá floreado de la señora Thelma y esperó el café.
—Entonces, cuénteme, ¿las tres chicas asesinadas vivieron aquí? —Interrogó el detective en modo directo.
—Sí, las tres fueron mis inquilinas, —respondió la propietaria—, tengo reglas específicas para arrendar; por lo general siempre elijo a personas sin antecedentes y tranquilas.
—¿Y con perfiles psicológicos caóticos también? —Esta vez Colmillo preguntó con más mordacidad— ¿Usted estaba al tanto de ciertas anomalías en sus inquilinas?
—No puedo decirle mucho sobre eso, detective, ya que las chicas y yo no interactuábamos mucho; yo respeto la vida privada de mis inquilinas, en general no me gusta inmiscuirme, a no ser que ocurra algo que me perjudique a mí.
El detective apretó los labios, mirando fijamente a la mujer, luego los separó abruptamente.
—Es que me parece muy extraño que las tres tuvieran perfiles psicológicos tan caóticos y que aparte de eso vivían en su edificio, ¿a usted no le parecería una terrible casualidad?
—Como quien dice, caras vemos, corazones no sabemos, —replicó la mujer con una leve sonrisa—, no podemos saber con certeza a quien tenemos frente a nosotros.
—En eso estoy de acuerdo con usted—Colmillo terminó la frase dando un sorbo a su taza con café— ¿Qué opina de la coartada de su conserje? ¿Por qué lo respalda?
—Porque es cierto, casi todas las tardes, el señor Conrado limpia la terraza del edificio, ya sabe, para recoger la suciedad de las aves, puedo asegurarle que esos días estaba aquí, y no en los lugares donde encontraron a las pobres chicas.
—Esa es solo su palabra señora Thelma, una en la que no creo mucho; para ser sincero con usted.
—No se preocupe, me di cuenta desde la primera vez que me dirigió la palabra. Su manera directa y mordaz de conseguir las cosas lo puede llevar a conseguir cosas esenciales, pero también lo podría dirigir a un peligro inminente.
—¿Usted cree?
—Por supuesto, es una vida llena de peligros, lo sé porque me gusta ver series de misterio policiaco.
—Ah, entonces usted debe ser una mujer muy interesante. —Ambos sonrieron y dieron un sorbo a sus tazas al mismo tiempo.
—Dígame, ¿usted conoce al terapeuta Frank Sevillano? —Preguntó Colmillo.
—¿Y quién no lo conoce? Es el terapeuta más reconocido de la ciudad.
—¿Sabía que sus inquilinas se veían con él?
—Sí, —la señora Thelma fija su mirada hacia la ventana, se levanta y se posa sobre ella—, me enteré un tiempo después. Por lo que supe lo hicieron en secreto; quizás para no preocupar a las personas a su alrededor, no lo sé, pero yo también creo lo que mucha gente piensa, señor Colmillo de Plata, creo que él es el asesino, me da mucha pena porque es un hombre agradable y profesional, pero tampoco podemos dejar las evidencias a un lado.
Colmillo observó el rostro de la mujer con detenimiento; analizó sus gestos buscando una pista de reconocimiento o algún mensaje en su lenguaje corporal.
—¿Cree que lo haya hecho solo? —Preguntó Colmillo, intentando buscar más allá.
—No puedo responderle eso, ya que no lo conocía tan bien, pero él conocía mucha gente, no dudo que haya conseguido un cómplice.
—Creo que en eso estamos de acuerdo, señora Thelma. —Colmillo se levanta apresuradamente de la silla—. Bien, gracias por su tiempo y el café, pero debo continuar mi investigación antes de que termine el día.
—Seguro ahora va con el doctor Sevillano—. Indicó Thelma mostrando una mirada sarcástica.
—Eso es confidencial, señora, pero sí, adivinó. —Colmillo se dirigió a la puerta de salida, pero se detuvo justo enfrente de ella. —Por cierto, su retrato está muy hermoso, dicen que tener algo sobre uno mismo de forma enaltecida denota egocentrismo, aparte de lo que ya he conocido con esta conversación.
Luego de esas palabras, Colmillo sale por la puerta dejando a la señora Thelma con la mirada un poco fría.
CONTINUARÁ...
E N G L I S H
Love, how many paths to reach a kiss, what wandering loneliness until your company!
— Pablo Neruda
PART TWO
A Viperine Tongue
Silver Fang arrived at Mrs. Thelma's apartment. The last corridor of the building was wonderful; the walls were painted a light yellow like egg yolks, with a tapestry line down the middle. The doors were white, carved in the Hellenic style; they looked new. Upon ringing the bell, Mrs. Thelma immediately opened the door.
—Good afternoon, it must be Detective Silver Fang, she was waiting for you, please come in.
Fang immediately appreciated the woman's hospitality. Mrs. Thelma offered her a seat in the living room. Her apartment was neat; It looked like it was from a five-star suite, and it had beautiful decorations everywhere and some striking antique ornaments on the shelves. There was a portrait smack in the middle of the wall facing the back hallway; Fang noted that the person portrayed was very similar to Mrs. Thelma.
-Likes? The owner asked, referring to her portrait. —A painter's friend did it for me before he left the country. He was very good, but he died in Peru due to COVID, it was a shame, he was a very talented person.
Fang stared at the woman and used her piercing gaze on her.
"I see her very calm," Fang said shrewdly, "her janitor almost fainted when she was questioned again by a detective.
Mrs. Thelma lets out a laugh.
—Well, I would also have a confident attitude if my partner left me and tried to incriminate me, please, take a seat, I'll serve you coffee.
Fang patiently complied, sat down on Mrs. Thelma's flowery sofa, and waited for the coffee.
"So tell me, did the three murdered girls live here?" The detective questioned in direct mode.
—Yes, the three of them were my tenants, —answered the owner—, I have specific rules for renting; In general, I always choose people with no background and calm.
"And with chaotic psych profiles, too?" This time Fang asked more pointedly, "Were you aware of certain anomalies in your tenants?"
“I can't tell you much about that, Detective, since the girls and I didn't interact much; I respect the private life of my tenants, but in general I don't like to interfere unless something harms me.
The detective pursed his lips, staring at the woman, then abruptly parted.
—It seems very strange to me that the three of them had such chaotic psychological profiles and that apart from that they lived in your building, wouldn't that seem like a terrible coincidence?
"As who says, faces we see, hearts we don't know," replied the woman with a slight smile, "we cannot know for sure who we have in front of us."
—I agree with you on that—Fang finished the sentence sipping his cup of coffee—What do you think of her janitor's alibi? Why do you support it?
—Because it's true, almost every afternoon, Mr. Conrado cleans the terrace of the building, you know, to collect the dirt from the birds, I can assure you that he was here those days, and not in the places where they found the poor girls.
—That is only his word Mrs. Thelma, one in which I do not believe much; to be honest with you.
—Don't worry, I realized it from the first time you spoke to me. His direct and acerbic way of getting things can lead you to get essential things, but it could also lead you into imminent danger.
-You believe?
—Of course, it is a life full of dangers, I know because I like to watch detective mystery series.
"Ah, then you must be a very interesting woman." They both smiled and sipped from their cups at the same time.
—Tell me, do you know the therapist Frank Sevillano? asked Fang.
"And who doesn't know him?" He is the most recognized therapist in the city.
"Did you know that his tenants were seeing him?"
"Yes," Mrs. Thelma fixes her gaze on the window, gets up, and perches on it, "I found out sometime later. From what I know they did it in secret; maybe not to worry the people around him, I don't know, but I also believe what many people think, Mr. Silver Fang, I think he is the murderer, I am very sorry because he is a nice and professional man, but neither can we leave the evidence aside.
Fang studied the woman's face carefully; he analyzed her gestures for a clue of recognition or some message in her body language.
"Do you think he did it alone?" Fang asked, trying to search further.
—I can't answer that, since I didn't know him that well, but he knew a lot of people, I don't doubt that he got an accomplice.
"I think we agree on that, Mrs. Thelma." Fang rises hastily from his chair. Well, thanks for your time and the coffee, but I must continue my research before the end of the day.
"I'm sure he's going to see Dr. Sevillano now." Thelma indicated showing a sarcastic look.
“That's confidential, ma'am, but yes, she guessed. Fang headed for the exit door but stopped right in front of it. —By the way, his portrait is very beautiful, they say that having something about oneself in an exalted way denotes egocentrism, apart from what I have already learned from this conversation.
After those words, Fang walks out the door, leaving Mrs. Thelma with a slightly cold look.
TO BE CONTINUED...
Other publications of my authorship | Otras publicaciones de mi autoría
 | |
|---|---|
 | |
 |